—¿A qué hora contestará mi mensaje?— mientras el humo del cigarro llenaba la ansiedad alrededor de las manos.
La pantalla parecía cegar las ilusiones. Sólo estaba concentrado en el pulsor de IM. Parpadeaba como el latido del corazón. La música era parte del cortejo virtual. Tintes de EBTG y la voz de Victoria Abril (tras la silla se encuentra el televisor transmitiendo la película “Bendito Infierno”) hacían recordar su cuerpo.
—Carajo, ¿y si le envío otro?… No sería muy apresurado … — La garganta siente los estragos de los últimos días de sobriedad. Está seca y sin deseos de nombrar algo que no sea elocuente.
En la parte inferior de la ventana del IM, se lee : Ella está escribiendo:
—Hola, como estás?— (¡respondió!) Mientras la alegría vuelve al rostro del joven.
—Haber, no te pongas nervioso. No pasa nada. Responde diplomáticamente y no trates de verte lanzado.
—Hola, chica ¿cómo te portas?— ¡Puta!, que güey me ví, ¡ ¡Ni que fuera su mamá ! !
—Pues, creo que bien, siguiendo las instrucciones del manual.(Ella toma el cigarrilo, inhala suvamente, y lo deposita sobre el cenicero. Se toca la barbilla para hacer la siguiente pregunta) Cómo has estado? Que me cuentas de tu vida?—
A tantas preguntas (y nervioso, por supuesto), él tenía que relajarse y mover suavemente mis manos sobre el teclado.
—No es normal que me ponga así. Además está a muchos kilometros de distancia.Tranquilo.—
—Me he portado… Ya es ganancia.. De mi vida, pues lo mismo de siempre, trabajo sobre trabajo, nada nuevo. Me he mudado a otra ciudad, el ritmo del DF ya no era para mí. Aquí me siento más lleno y con vida. Me hacía falta un cambio de este tipo. Y tu, ¿qué tal?—
—Pues ¿A qué ciudad te has mudado? Mira, te dejo de ver un par de meses y ahora tienes un giro en tu vida. Bueno, yo dejé de vivir en Monterrey y ahora vivo en Cancún— ella, tomaba el vaso de vino y degustaba el sabor del viento. Esperaba que él respondiera de inmediato.
Al ver la noticia sobre la pantalla, él se sintió como bendecido. No lo podía creer. De todas la ciudades en que ella pudo haber estado, se situaba en Cancún.
—¡También vivo en Cancún!, muy cerca de Plaza Las Américas.¡Wow!, no lo puedo creer. ¿Por donde vives?—La emoción había golpeado su corazón como esa vez que besó a mi primer novia.
—Vivo cerca del puerto. La verdad no conozco muy bien la ciudad, pero nos podemos ver en unos minutos, Perdón, si no algún compromiso. Lo siento, la emoción me hace decir disparates— Tomó el vaso y terminó su bebida. Inmediatamente se sirvió de la botella. Pensó rápidamente…
—¿Y si te doy la dirección? Digo si no puedes hoy, nos podemos ver mañana. Dime cómo andas de tiempo. Tengo muchas ganas de verte Tristán.—
—Claro, mira, te doy el teléfono de mi celular.##-@#¢∞¢@¬. Dime mas o menos a qué hora voy por ti. ¿tienes celular, Paula?—
—Si, es el #¢÷
∞@¢@¢¢¢. Mientra llama con toda confianza a este #. Mira, nos vemos a las 9 p.m. ¿va?
—Sí, perfecto. Nos vemos a las 9. No me despido, seeya.
—Hasta al rato, Tristán, no sabes lo feliz que me hace saber q estás aquí..—
Ella se ha desconectado.