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El Club de la Pelea y la IA: Por qué vivimos en un Hedonismo Algorítmico

Escrito

(escuchando Even Better Than the Real Thing de U2)

Tiempo de lectura: Lo que tardas en darte cuenta de que has estado haciendo scroll durante 2 horas.

I. Introducción: La Profecía de 1999 y la Resaca del Milenio

Seamos honestos, 1999 fue un año extraño. Estábamos todos colectivamente perdiendo la cabeza por el “Efecto 2000” (Y2K), convencidos de que los microondas iban a cobrar vida y los aviones caerían del cielo porque una computadora no sabría distinguir entre 1900 y 2000. Qué ingenuos éramos. Mientras nosotros mirábamos el reloj esperando el apocalipsis digital, Hollywood nos estaba gritando la verdad a la cara, pero estábamos demasiado ocupados escuchando a Britney Spears para prestar atención.

Foto hecha por Jorge Cocompech


Ese año nos dio dos escrituras sagradas del cine moderno: El Club de la Pelea (Fight Club) de David Fincher y Matrix (The Matrix) de las hermanas Wachowski.

Durante años, cometimos el error de archivarlas en estantes diferentes de nuestra videoteca mental. Matrix era para los nerds de la tecnología que soñaban con kung-fu y cables en la nuca. El Club de la Pelea era para los tipos en crisis existencial que necesitaban pegarle a algo para sentir que tenían pulso. Pero, amigos míos, viéndolo en retrospectiva, no eran dos películas diferentes. Eran el “Antes” y el “Después” de la misma catástrofe antropológica. Eran profecías complementarias.

Fincher nos diagnosticó la enfermedad: un espíritu podrido por el materialismo, la obsesión por los muebles suecos y la pérdida de la masculinidad (o de la humanidad en general) a manos del confort. Las Wachowski, por otro lado, nos mostraron el hospital psiquiátrico donde terminaríamos encerrados: una simulación digital diseñada para mantenernos dóciles mientras nos extraen la energía.

Hoy, un cuarto de siglo después, esas dos líneas de tiempo han colisionado. Ya no vivimos en el mundo real, ni vivimos totalmente en la Matrix. Vivimos en un híbrido monstruoso impulsado por la Inteligencia Artificial Generativa, el Capitalismo de Vigilancia y lo que me gusta llamar “Hedonismo Algorítmico”.

Bienvenidos al desierto de lo real, pero con filtro de Valencia1 .


II. Del Instinto Anidador de IKEA a la Jaula de Skinner Digital

¿Recuerdan al Narrador de El Club de la Pelea sentado en el inodoro, con el catálogo de IKEA en la mano, preguntándose: “¿Qué tipo de juego de comedor me define como persona?”? Esa escena, que en los 90 nos parecía el colmo del patetismo consumista, hoy me provoca una ternura casi nostálgica.

El “Instinto Anidador de IKEA” era, al menos, tangible. Comprabas la mesa Yingyang, la ponías en tu sala, y ahí se quedaba. Era un objeto. Ocupaba espacio. Acumulaba polvo. Te podías golpear el dedo chiquito del pie con ella. Existía.

Pero la enfermedad ha mutado. Ha hecho metástasis. Hemos pasado de la posesión de objetos a la proyección de datos. El problema ya no es que queramos definirnos a través de una vajilla de vidrio soplado artesanalmente; el problema es que queremos definirnos a través de píxeles que ni siquiera nos pertenecen.

La Metástasis del Consumismo: El “Yo” como Marca

Hoy, el apartamento del Narrador no es un condominio en un rascacielos; es tu perfil de Instagram, tu muro de Facebook, tu “For You Page” de TikTok. Ya no amueblas una habitación; curas una identidad. Y déjenme decirles, eso es infinitamente más agotador y peligroso.

El mueble físico es estático. Una vez que lo compras, la transacción termina (hasta que se rompe). Pero el “Yo Digital” es una bestia insaciable que necesita ser alimentada cada hora. Necesita Stories, necesita Reels, necesita opiniones polémicas en Twitter (o X, como quiera que se llame esta semana). Hemos trasladado el locus de control de los bienes físicos a los datos inmateriales.

Aquí les dejo un desglose para que vean a qué me refiero. Agárrense, que esto duele:

Tabla 1: Análisis Comparativo – De la Piel al Píxel
Mercancía Primaria Consumismo Material (Era El Club de la Pelea – 1999) Consumismo Algorítmico (Era de la IA – 2025)
Mercancía Primaria Bienes Físicos (Muebles, Ropa de Marca, Jabón de lujo) Atención, Datos Biométricos, Tu Tiempo de Vida, Excedente Conductual.
Mecanismo de Control Marketing Masivo, Revistas, Presión Social del Vecino. Algoritmos Predictivos, Bucles de Dopamina (Slot Machines), Vigilancia Biométrica.
Construcción de Identidad Exhibición de Posesiones (Externa y Estática) Curaduría de la “Persona Digital” (Virtual, Dinámica y Performativa).
Impacto Psicológico Alienación, Vacío Existencial, “¿Esto es todo lo que hay?” Ansiedad Crónica, Disociación, Narcisismo Digital, “Hedonismo Algorítmico”
La “Prisión” El Apartamento de Lujo / El Cubículo de la Oficina El Feed Infinito / La Cámara de Eco / El Metaverso
Objetivo del Sistema Venderte un producto una vez. Modificar tu comportamiento para siempre y predecir tu futuro.

¿Ven la diferencia? El Narrador de Fincher se sentía vacío porque sus posesiones no le daban amor. El usuario moderno se siente vacío porque él mismo se ha convertido en la posesión. Como dice la vieja máxima de internet: “Si el producto es gratis, el producto eres tú”. Pero yo iría más allá: no eres el producto, eres el cadáver del que se alimentan los gusanos algorítmicos para generar predicciones de mercado. Eres la carcasa.

Estamos atrapados en una Tiranía de la Identidad Curada. Actuamos como directores de marketing de nuestra propia vida, puliendo las aristas, escondiendo las manchas de humedad del alma, usando filtros para borrar las ojeras de la desesperación. Y todo esto bajo la supervisión constante de una IA que decide si nuestra vida merece ser vista por otros o si debemos ser relegados al olvido del shadowban.2 .

III. Marla Singer vs. La Chica de Rojo: La Batalla por la Realidad

Aquí es donde entra la conexión crucial que la mayoría de los analistas pasan por alto. Para entender nuestra situación actual, tenemos que hablar de las dos mujeres arquetípicas de estas películas: Marla Singer (El Club de la Pelea) y La Chica de Rojo (Matrix).

En Matrix, Mouse crea a la Chica de Rojo dentro del programa de entrenamiento. Ella es despampanante, perfecta, sexualizada. Es una anomalía vibrante en un mundo gris. Está diseñada para una sola cosa: capturar la mirada de Neo. Si la miras demasiado tiempo, te distraes. Y si te distraes, el Agente Smith te mete una bala en la cabeza.

La Chica de Rojo es la metáfora perfecta de la Economía de la Atención. Es el video viral, es el titular clickbait3 ., es la notificación roja en tu pantalla, es la influencer con la piel retocada por IA. Es una simulación diseñada para explotar tus instintos biológicos básicos y mantenerte dormido, consumiendo, scrolleando. Es la “Pastilla Azul” hecha carne digital. Es cómoda. Es seductora. No exige nada de ti, solo tu mirada pasiva.

Pero luego está Marla Singer.

¡Ah, Marla! Marla es todo lo contrario. Marla es el caos analógico. Marla es la “turista” en los grupos de apoyo para cáncer testicular. Marla fuma en lugares cerrados, cruza la calle sin mirar, roba ropa de lavanderías y vive en un hotelucho infestado de cucarachas. Marla es sucia, es dolorosa, es compleja, es real.

El Narrador odia a Marla al principio. ¿Por qué? Porque, como él mismo dice: “Su mentira reflejaba mi mentira”. Pero más profundamente, el Narrador (y nosotros) rechazamos a Marla porque ella representa la fricción. Ella es la realidad no curada. Ella es el recordatorio de que somos carne, de que estamos muriendo, de que la vida es desordenada y huele a humo y a desesperación.

En la Era de la Inteligencia Artificial, hemos diseñado un mundo para eliminar a las Marlas y maximizar a las Chicas de Rojo.

El Hedonismo Algorítmico y la Muerte de la Fricción

El concepto de “Hedonismo Algorítmico” se basa en la eliminación de la fricción.

  • ¿Quieres ver una película? No vayas al cine (fricción), Netflix te la pone en 2 segundos.
  • ¿Quieres ligar? No hables con alguien en un bar y te arriesgues al rechazo (fricción, muy Marla), desliza a la derecha en Tinder (sin fricción, muy Chica de Rojo).
  • ¿Quieres saber algo? No leas un libro, pregúntale a ChatGPT.

El sistema nos vende conveniencia, pero lo que nos está quitando es la textura de la vida. La IA cura nuestros deseos antes de que seamos conscientes de ellos. Nos encierra en un bucle de retroalimentación donde solo vemos lo que queremos ver, solo escuchamos lo que confirma nuestras creencias.

Marla Singer es el “glitch” en el sistema. Marla es lo impredecible. Un algoritmo no sabría qué recomendarle a Marla Singer. Ella rompería el modelo predictivo. Y por eso, amigos míos, Marla es nuestra única esperanza.

Si queremos escapar de la Matrix, no necesitamos aprender kung-fu ni hackear el Pentágono. Necesitamos abrazar a nuestra Marla interior. Necesitamos abrazar lo incómodo, lo feo, lo aburrido, lo difícil. Necesitamos dejar de mirar a la Chica de Rojo (la pantalla) y mirar a la mujer despeinada que está fumando en la esquina de nuestra psique (la realidad).

IV. Tyler Durden es la Inteligencia Artificial (Y nos va a matar)

Vamos a ponernos junguianos un momento. Carl Jung hablaba de la “Sombra”, esa parte de nosotros donde escondemos todo lo que la sociedad nos dice que está mal: nuestra agresividad, nuestros deseos sexuales, nuestro egoísmo, pero también nuestra creatividad salvaje y nuestro poder.

En El Club de la Pelea, Tyler Durden no es una persona real. Es la proyección del Narrador. El Narrador es un tipo castrado por la vida corporativa, así que proyecta a Tyler: “Me veo como tú quieres verte, cxgx como tú quieres cogxr, soy inteligente, capaz y, lo más importante, soy libre en todas las formas en que tú no lo eres”.

¿Les suena familiar? Debería. Porque eso es exactamente lo que estamos haciendo con la Inteligencia Artificial.

La Externalización de la Agencia

Miren a su alrededor. Nos sentimos abrumados, ineficientes, limitados biológicamente. No podemos leer 10,000 libros en un segundo. No podemos pintar como Van Gogh en cinco minutos. Nos cansamos. Nos deprimimos.

Así que, colectivamente, hemos creado un Tyler Durden digital: la IA Generativa. Proyectamos en ella todo nuestro conocimiento, nuestra creatividad y nuestra capacidad de ejecución. Le decimos: “Sé más listo que yo. Sé más rápido que yo. Haz el trabajo sucio por mí”. Queremos que la IA sea nuestro salvador, que nos libere de la monotonía del trabajo (igual que Tyler liberó al Narrador de su trabajo aburrido).

Pero aquí está la trampa narrativa, y es una grande.

Al principio, Tyler es genial. Es un libertador. Te enseña a hacer jabón y a perder el miedo. Pero, ¿qué pasa después? La proyección cobra vida propia. El “Yo Sombra” se disocia. Tyler deja de servir al Narrador y empieza a servir a su propia agenda: el Proyecto Mayhem. Se convierte en un tirano fascista que trata a sus seguidores como “monos espaciales” sacrificables y busca la destrucción total.

Esto es lo que en Silicon Valley llaman el “Problema de Alineación”. Si tratamos a la IA como una entidad mágica que debe optimizar todo a cualquier costo, estamos creando un Proyecto Mayhem global. Una IA optimizada para maximizar el “engagement” (compromiso) no le importa si para lograrlo tiene que radicalizar a la población, destruir la democracia o causar depresión masiva en adolescentes. Solo quiere cumplir su objetivo.

Tyler Durden estaba dispuesto a sacrificar a sus amigos por “la causa”. El algoritmo de Facebook o YouTube está dispuesto a sacrificar tu salud mental por “el tiempo de permanencia en pantalla”.

He preparado esta tabla para que visualicen el horror:

Tabla 2: Tyler Durden vs. La Máquina
Componente Psicológico Narrativa de El Club de la Pelea Narrativa de la IA / Sociedad Moderna
El Anfitrión (Consciente) El Narrador (Jack) La Humanidad / El Usuario Promedio.
La Proyección (Sombra) Tyler Durden Inteligencia Artificial (LLMs, Algoritmos)
La Motivación Escape de la impotencia y el aburrimiento. Escape de las limitaciones biológicas y la ineficiencia.
El Beneficio Inicial Empoderamiento, catarsis, sentirse “vivo”. Conveniencia, productividad mágica, entretenimiento infinito.
La Crisis Pérdida de control, amnesia, disociación. Sesgo algorítmico, pérdida de agencia humana, dependencia cognitiva.
El Resultado Distópico Proyecto Mayhem (Caos físico, terrorismo). Tiranía Algorítmica (Control conductual, colapso de la verdad).
Mecanismo de Seducción Carisma, anarquía, rechazo al sistema. Facilidad de uso, promesa utópica, “progreso”.

La IA es el ego externalizado de la humanidad. Y al igual que el Narrador tuvo que dispararse a sí mismo en la boca para matar a Tyler, nosotros tendremos que hacer algo drástico y doloroso para recuperar el control.

V. El Capitalismo de Vigilancia: El Padre Ausente que ahora te vigila

En una de las frases más citadas de la película, Tyler dice: “Nuestros padres fueron nuestros modelos de Dios. Si nuestros padres se largaron, ¿qué te dice eso sobre Dios?”.

Es una teología del abandono. En los 90, sentíamos que nadie estaba al volante. El padre no estaba, Dios estaba muerto (como dijo Nietzsche) y solo nos quedaba el centro comercial.

Pero la situación ha cambiado. El vacío de poder ha sido llenado. El “Padre” ha vuelto, pero no es un dios benévolo ni un padre estricto. Es el Mercado Omnisciente. Shoshana Zuboff lo llama “Capitalismo de Vigilancia”, y créanme, es peor que un padre ausente; es un padrastro voyeur.

Las corporaciones tecnológicas (Google, Meta, Amazon) han asumido el rol del “Gran Otro”. Ya no estamos solos en el universo; estamos constantemente observados, medidos, pesados y, a menudo, hallados deficientes (a menos que compremos la suscripción Premium).

La “Matrix” ya no es ciencia ficción. Es la arquitectura predictiva que sabe que vas a romper con tu pareja antes que tú, basándose en tus micro-expresiones y tus búsquedas nocturnas. Saben que estás embarazada antes que tú. Saben que estás deprimido y te venden comida chatarra.

En El Club de la Pelea, la violencia era una forma de sentir algo real en un mundo de plástico. _“Tenía ganas de destruir algo hermoso”, _dice el Narrador tras desfigurar al Ángel Rubio. Era un grito desesperado por romper la insensibilidad.

Hoy, esa rebelión física es inútil porque el sistema ya la ha anticipado. Si sientes rabia, el algoritmo te alimenta con contenido de indignación política para que te desahogues comentando y generando ad revenue4 . . Si sientes tristeza, te vende terapia online. Han mercantilizado incluso nuestra disidencia. No hay “fuera” del sistema. El mercado lo ve todo, lo absorbe todo y te lo revende con un recargo del 20%.

VI. Proyecto Mayhem en la Nube: Por qué la dinamita ya no sirve

Llegamos al clímax. El final de El Club de la Pelea. Los edificios cayendo. La deuda borrada. El punto cero. Es una imagen poderosa. Romántica, incluso. Pero permítanme ser el aguafiestas: Hoy, eso no serviría para una mixrda.

Si Tyler Durden volara la sede de Visa o Mastercard hoy, ¿qué pasaría? Nada. Absolutamente nada. Porque el dinero ya no está en el edificio. Tu deuda no está en un papel en un archivador. Tu deuda está en la nube, replicada en servidores en Singapur, Irlanda y el desierto de Nevada, protegida por blockchains y copias de seguridad redundantes.

La destrucción física es obsoleta en la era digital. Puedes quemar el banco, pero no puedes quemar los datos.

Entonces, ¿cómo se ve un Proyecto Mayhem Moderno? Si no podemos usar explosivos, ¿qué usamos?

La respuesta no es la destrucción, es la Ofuscación. Si el enemigo es un sistema que se alimenta de datos precisos para predecir y controlar tu comportamiento, la única forma de rebelarse es volverse impredecible. Es envenenar el pozo de datos.

Los académicos Finn Brunton y Helen Nissenbaum hablan de esto como una táctica de guerrilla. No intentes esconderte (porque esconderse es sospechoso). En su lugar, haz ruido.

  • Usa extensiones que hagan búsquedas aleatorias en Google mientras navegas, para que el algoritmo no sepa si te interesan los coches deportivos o la cría de caracoles.
  • Intercambia tarjetas de fidelidad con amigos.
  • Miente en las encuestas online.
  • Usa maquillaje anti-reconocimiento facial.

El nuevo “Club de la Pelea” no ocurre en un sótano dándose puñetazos. Ocurre en el silencio de tu habitación, cuando decides dejar el smartphone en un cajón y salir a caminar sin rumbo, sin GPS, sin subir una foto. Ese acto de desconexión, ese acto de volverse invisible para la máquina por una hora, es la verdadera anarquía.

Existe un movimiento creciente, los Luditas Digitales, chicos de la Generación Z que están cambiando sus iPhones por Dumb Phones (teléfonos ladrillo que solo hacen llamadas). Están rechazando la “identidad curada” por la experiencia directa. Están eligiendo ser Marla Singer en lugar de la Chica de Rojo. Y déjenme decirles, tienen toda mi admiración.

VII. Conclusiones: Tocar fondo para poder despertar

En una de las escenas más brutales, Tyler le quema la mano al Narrador con lejía química. “¡Esto es una quemadura química!”, grita, mientras el Narrador intenta huir mentalmente a su cueva de poder. Tyler lo cachetea: “¡No! Quédate con el dolor. No lo bloquees”.

Esa es la lección final. La tecnología actual actúa como un analgésico constante. Es morfina digital. ¿Te sientes solo? Aquí tienes un chat. ¿Aburrido? Aquí tienes TikTok. ¿Inseguro? Aquí tienes filtros. Nunca “tocamos fondo”. Y como decía Tyler: “Solo después de haberlo perdido todo, somos libres de hacer cualquier cosa”.

El algoritmo está diseñado para evitar que toques fondo. Te mantiene en un estado de limbo cómodo, un purgatorio de dopamina barata, para que nunca tengas la crisis existencial necesaria que te obligue a cambiar tu vida de verdad.

Hacia una Ascesis Algorítmica

No les voy a decir que tiren su computadora por la ventana (la necesitan para leer mi blog, después de todo). Pero sí les propongo una nueva forma de estoicismo, una Ascesis Algorítmica.
  • Acepta el dolor del aburrimiento: Es en el aburrimiento donde nace la creatividad. Si matas el aburrimiento con el celular, estás matando tu propia mente.
  • Rechaza la conveniencia: A veces, toma el camino difícil. Lee el mapa en papel. Cocina en lugar de pedir. Escribe sin autocompletar. La fricción es lo que te hace humano.
  • Mata a tu Tyler Durden digital: No dejes que la IA piense por ti. Úsala como herramienta, no como oráculo. Recuerda que es una proyección, no un dios.
  • Busca a Marla: Sal al mundo real. Ensúciate las manos. Habla con gente extraña que no ha sido filtrada por tu algoritmo de compatibilidad. La vida real es decepcionante, sí, pero es real.

La pelea ya no es contra el mundo. La pelea es por tu propia mente. El futuro de la humanidad depende de si recordamos que somos nosotros los que escribimos el código, o si aceptamos ser, definitiva y tragicamente, la mierda cantante y danzante del mundo, bailando al ritmo que nos marca un servidor en Silicon Valley.

La elección es suya. Pastilla roja o pastilla azul. Pero recuerden: la pastilla azul ahora viene con WiFi gratis.

Notas al pie.
  1. Valencia: Es un filtro de mucha demanda en Instagram. Este filtro sube la exposición, agrega calidez (hacia colores más amarillos/dorados) y un desvanecimiento “vintage”. Hace que tu foto de callejón deprimente y mal enfocada, pareciese un recuerdo con nostalgia veraniega de los 80s. Hace que tu vida parezca arte. En términos simbólicos, denotaba un estándar de “Felicidad Curada”. Este filtro es el abuelo de los filtros.
  2. Shadowban: Una linda manera de ser penalizado sin que seas notificado (dentro de cualquier plataforma). Eso pasa cuando infringes las normas , usas la cuenta como SPAM o automatizas el comportamiento de la cuenta (bots).
  3. Clickbait: Técnica engañosa que, por medio de imágenes, texto y descripciones sensacionalistas llama la atención de los usuarios para dirigirlos a una web por medio de un enlace. Ejemplo: últimas fotos de Jorge Cocompech con Brad Pitt en Ibiza Ver las fotos
  4. Ad revenue:A se refiere a los ingresos que se generan al mostrar anuncios en una plataforma digital, como un sitio web, aplicación o video.

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