La escena es patética. Eterna. Tan predecible como una secuela de Marvel sin alma, o tan agotadora como el scroll infinito de TikTok. Ahí estamos, sentados en esa mesa de café con el aroma a espresso quemado y la frustración que emana más densa que el vapor. Ella, o él, la diseñadora, el diseñador—ese ser que juró que la creatividad era un acto de fe—, se queja amargamente. El cliente, ese ente caprichoso, ese villano sacado de una película de serie B sobre burocracia, le ha pedido un cambio de tipografía. O, peor aún, le ha soltado el infame: “Ponle más diseño”.
¡“Más diseño”! Como si estuviéramos en un video de los 90, con colores chillones y coreografías forzadas. Como si el diseño fuera un hit efímero que tiene que sonar en el top 40 de la frivolidad. En esa variedad de justificaciones, en ese autoengaño que suena a track de reggaetón con autotune, todos quieren abogar por su gusto, por lo que les parece trendy hoy y será obsoleto mañana, o, peor aún, por lo que sienten.
I. El Diseño no es una Autobiografía (Es Data y Somatopolítica)
Aclaremos esto con la honestidad brutal que me ha costado el overthinking:- El Trabajo es para la Tribu: El diseño final no es para el cliente que paga la factura. Es para el consumidor final. Si un elemento de interfaz no resuelve un problema o no impulsa un Gesto en la tribu del cliente de nuestro cliente, no sirve de nada, no importa qué tan bello sea.
- El Rigor contra el Hábito: Los diseñadores no diseñan por gusto. El Diseño Data-Driven investiga, prueba y valida basándose en lo que funciona y lo que combate la fatiga cognitiva del usuario. Tener demasiadas influencias visuales y ninguna métrica clara solo provoca el caos, la dilución de la personalidad y el agotamiento mental (el TDAH del proceso).
- La Función es la Somatopolítica: Un diseñador NO es un embellecedor de documentos. Es un estratega que piensa con precisión por qué y cómocada elemento debe inducir una función específica. El diseño es la Somatopolítica Digital en acción: el arte de gestionar y predecir la acción del cuerpo (o la psique) del usuario a través de la interfaz.
II. La Sedición del Nudging
El buen diseño es la comunicación de conceptos, y como tal, debe ser un acto de persuasión.- El Vendedor Desnudo: Mira un Keynote de Steve Jobs. Práctico, concreto, se concentra en las ventajas y en lo indispensable. Un diseñador debe tener la seguridad (no la arrogancia) de presentar su producto respaldado por el rigor.
- Emociones Dirigidas: Un diseño ideal debe seducir (el primer Gesto irracional), convencer (la métrica) e inspirar (la lealtad).
- La Latencia y el Castigo Algorítmico: La web ya no se mide solo en estética, sino en efectividad y velocidad. Diseñar para ser leído a primera vista significa optimizar para los Core Web Vitals. La lentitud de carga o la inestabilidad de la página (CLS) es el castigo algorítmico por tu negligencia. No se trata del obsoleto intro de Flash; se trata del penalty de Google.
III. La Constancia del Design System
El diseño es una herramienta para dar un mensaje, no es el mensaje en sí mismo.
- El Orden como Resistencia: Debemos evitar el balance estático y crear Sistemas de Diseño (la disciplina del Design System) que provean un standard a la web. Esto no solo ayuda al equipo, sino que garantiza la Accesibilidad (WCAG), una obligación ética que combate la exclusión.
- La Elegancia del Oxímoron: El diseño ideal es un oxímoron en su formulación: Simple y limpio para comunicar el mensaje; Apropiado para su audiencia; Funcional (todo tiene una razón de ser) y Económico (todo elemento es útil y necesario).
El estilo se desarrolla con el tiempo, no con una moda. Crece de la experiencia, de la práctica constante y, lo más importante, de la validación del error (el Continuous Discovery).
La forma en que luchas contra la complejidad de tus demonios (o el brief imposible) es lo que define tu estilo. Mi alter-ego diseñador
Conclusión: ¿Estás vendiendo la solución o la vanidad?
Volvamos a la escena inicial. El cliente te pide un cambio porque no le vendiste la estrategia, le vendiste un dibujo.
Después de meditar todo esto, solo queda una pregunta que combate la fatiga: ¿Estás vendiendo la solución, probada y validada, o solo estás defendiendo tu vanidad artística en un mundo que se mide con data?
La Constancia es la única estrategia que no falla.
