Confieso que después de re-pensar y leer algunas lecturas sobre cómo diablos entrelazo Geopolítica, hedonismo, placer instantáneo y agregados, me he quedado con un insomnio de pensador woke de cafetería. Es la clase de idea que te arruina la tarde, pero que te da material para al menos cuatro debates en X (o que te lleves cosas para echarle tiza a la mente).
La tesis es simple, brutal y elegantemente sarcástica: la catástrofe global no vendrá por falta de recursos, sino por exceso de placer.
Resulta que el tío “Lipovetsky”, ese sociólogo que nos conoce mejor que nuestra tarjeta de crédito, nos diagnosticó como sujetos hipermodernos: Una especie que ha cambiado la racionalidad por la dopamina, y la complejidad por la ligereza. Somos adictos al hedonismo instantaneísta y al narcisismo apático. Queremos que la vida sea un reel de Instagram: rápido, bonito y sin drama.
Y ahí, justo en esa fisura de nuestra flojera mental, entró la Inteligencia Artificial (IA) como la socia de negocios perfecta.
La Analogía del Hámster y su Rueda Algorítmica
Piénsenlo con cinismo: la IA no vino a salvar la humanidad; vino a gestionar nuestra adicción.
Somos el hámster en la jaula del capitalismo tardío. La jaula es perfecta, climatizada y con WiFi. La rueda no se llama ejercicio, se llama Algoritmo. Cada vez que corres más rápido (es decir, cada vez que consumes, posteas o peleas en Twitter), la máquina te da un pellet de validación (el like, la recomendación, el micro-placer).
El objetivo del dueño del zoológico (la Geopolítica) no es que el hámster sea libre; es que sea un hámster frenético y felizmente distraído. Y la IA es la que se encarga de que tu ciclo de vida esté tan optimizado para el placer que jamás te detengas a pensar en la geopolítica, el cambio climático o, Dios no lo quiera, en el concepto de sacrificio colectivo. Si la acción humana está guiada por la emoción y la autovalidación, el sistema algorítmico, que optimiza precisamente esa entrega de placer, es inherentemente más efectivo para controlar el comportamiento de las masas que cualquier sistema coercitivo tradicional.
¡Claro que lo es! Si te doy una herramienta para que gestiones tu imagen y te sientas validado (narcisismo digital), ¿para qué vas a salir a protestar? La energía que antes era política, ahora se desvía a la gestión del ego. Es la despolitización estructural más sofisticada de la historia: te conviertes en un individualista apático porque estás demasiado ocupado en la Rueda de la Inmediatez.
El Autoritarismo Placentero es Impecable
La cultura que Lipovetsky describe, esa que huye de la “abolición de lo trágico” y busca solo la “seguridad”, es la cliente ideal para el Autoritarismo Placentero.
No necesitamos dictadores gritando. Necesitamos que el gobierno (o la corporación global) nos diga: “Te instalamos el Sistema de Reconocimiento Facial (SRF) por seguridad, te gestionamos las ayudas sociales con IA (ADMS) por eficiencia, y mira, ¡de paso tu feed está increíblemente personalizado!”. Cero fricciones, máximo confort.
Nuestra pasividad cívica se convierte en el carburante de su poder. El precio de la ligereza es la libertad, y aquí está la hoja de costos que nadie leyó en la letra pequeña:
Concepto de Lipovetsky (La Debilidad Cultural) | El Arma de la IA (El Explotador) | La Consecuencia Geopolítica (El Precio de la Frivolidad) |
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Hedonismo Instantaneísta y Hiperconsumo | Sistemas de recomendación para la gratificación instantánea. | Creación de dependencias económicas y tecnológicas globales. |
La Seducción como “Motor del Mundo” | Algoritmos que amplifican contenido polarizante y emocional. | Manipulación de la opinión pública e injerencia electoral. |
Despolitización y Narcisismo Digital | La “Dictadura de las pantallas” y la reclusión. | Pasividad cívica que facilita la implementación de vigilancia sin resistencia. |
Abolición de lo Trágico y Búsqueda de Seguridad | Vigilancia masiva (SRF) y Sistemas Automatizados de Gestión (ADMS). | Erosión de derechos humanos bajo la promesa de la eficiencia. |
Y claro, esta arquitectura no solo nos controla a nosotros, sino que se exporta como Soft Power Tecnológico. El enemigo ya no usa bombas; usa algoritmos de deepfakes y fake news que explotan nuestra fatiga democrática. Es la guerra híbrida: desestabilizar al rival haciendo que sus ciudadanos se ahoguen felices en su propia polarización digital.
La Revuelta: Romper la Rueda
Todo esto tiene un final que, honestamente, me ofende por su optimismo: el Imperativo Ético y la Reconciliación con lo Trágico. En otras palabras: ¡Maduren, por el amor de Dios! (que Deux Machina los trae en la enajenación ad infinitum, chicuelos)
Tenemos que salir de la Rueda del Hámster y aceptar que la vida es dura, compleja y que a veces hay que tomar decisiones que no dan placer instantáneo. Hay que rechazar esos “ideales que no sean gustar por la apariencia” y recuperar al Homo Politicus Digital que valora el esfuerzo, el debate y la verdad, aunque sea aburrida.
La defensa no es tecnológica, es cultural. Es exigir que el diseño algorítmico maximice nuestra autonomía, no nuestro engagement.
Riesgo Lipovetskyano (Nuestra Peste Cultural) | Amenaza Geopolítica de la IA | El Antídoto (La Única Resistencia) |
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Hiperindividualismo/Reclusión | Fragmentación social y susceptibilidad a la polarización. | Promoción de marcos éticos centrados en el bien común. |
Descrédito del Futuro/Abolición de lo Trágico | Incapacidad de resistencia a amenazas sistémicas. | Educación cívica digital y promoción de otros ideales que no sean el placer. |
Despolitización/Falta de Racionalidad | Injerencia en elecciones y deslegitimación. | Transparencia algorítmica y rendición de cuentas. |

Así que, aquí tienen mi último acto de resistencia: voy a salir a la calle sin smartphone durante una hora. Voy a arriesgarme a perderme algo, a sentirme incómodo y a enfrentar la realidad sin filtro.
Si esto les parece demasiado esfuerzo, no se preocupen. El algoritmo ya está preparando un video corto de 15 segundos con música pegadiza para que se olviden de todo. Y eso, damas y caballeros, es el sonido de la Geopolítica Invisible ganando otra batalla. ¡No le den like a esta rendición!